ICARO

"El mito de Icaro"

Introducción.

La mitología Helénica es una de las concepciones mas geniales que la humanidad ha producido. Los griegos, amantes del orden, instauraron una categoría intermedia precisa para los semidioses y héroes. Grandes observadores crearon nuevos nombres para los diferentes fenómenos de la realidad natural. Al pasar el tiempo, los griegos comenzaron con un espíritu de investigación que los llevo a preguntarse ¿cuál es el origen de los seres?. La respuesta que obtuvieron no apuntaba a nada, ni a un Dios creador. Solo apuntaba a un espacio abierto que llamaron caos, materia informe a la espera de ser organizada. La fuerza que ordeno el caos dejó en la tierra una cantidad de poderes generadores, que engendraron todas las formas existentes en la superficie terrestre: seres vegetales y animales, trayendo cada cual dentro de sí su propio dáimon (espíritu, fuerza). La vida y sus manifestaciones son obras de un dáimon, que ellas guardan como elemento responsable de su manera de ser. Aquí se encuentran las raíces del mito, como tentativa de penetrar, por medio de la imaginación, en lo que no se explica de otra manera: el misterio de la existencia.

Mitología.

Con la palabra mitología se pueden designar dos conceptos: el conjunto de mitos y leyendas que un pueblo imaginó y el estudio de los mismos. La palabra viene del griego mytho, que significa fábula, y logos, tratado. El concepto de fábula no nos debe llevar a creer que el mito sea una ficción caprichosa de la imaginación. Dentro de la narrativa mítica se esconde un aspecto, un núcleo, que encierra la realidad. Para la conciencia mítica, todo debe haber tenido un origen, si este origen quedó cubierto por las tinieblas del tiempo y del misterio, ello no significa que pueda ser recuperado por la imaginación. La realidad de las cosas está ahí para demostrar la repetición de los orígenes en los ciclos de la vida. Lo que interesa es el hecho que se repitan los acontecimientos, por eso son Perennes. El mito consiste en esta "historia perenne", que es la historia de los acontecimientos que no tienen fin porque se repiten. Reconociendo en cada acto cotidiano una participación en los grandes ciclos de la vida, el hombre se siente participar de la gran eternidad mítica. Participando de sus orígenes, el hombre consigue vivir integralmente. Dentro de la mentalidad mítica, la propia muerte puede tener sentido. A través de la mitología, siempre el hombre buscó abreviar la distancias que lo separa del universo irracional. El mito busca superar este abismo, al mezclar todos los orígenes. No solo del mundo y del hombre, sino también de los animales y de las plantas: todo lo que nace, vive, es sexuado, organizado, se deshace y muere; pero vuelve y continua. Debido a su carácter fundamental, el mito conserva hasta nuestros días vitalidad y presencia: trata los mismos problemas que continuan angustiando a la humanidad. Por eso el hombre no ha dejado de crear nuevos mitos, aunque ahora haya pisado la luna.
De modo general también podemos decir que el mito tal como es vivido por las sociedades arcaicas:
Constituyó la historia de los actos de los Entes supremos.
Que esa historia es considerada absolutamente verdadera y sagrada.
Que el mito se refiere siempre a una creación, contando como algo vino a la existencia, o como se establecieron una norma de comportamiento, una institución, una manera de trabajar; ésa es la razón por la cual los mitos constituyen los paradigmas de todos los actos humanos significativos.
Que, conociendo el mito, se conoce el origen de las cosas, llegándose a dominarlas y manipularlas a gusto; no se trata de un conocimiento exterior, abstracto, sino de un conocimiento que es vivido ritualmente, sea narrado ceremonialmente el mito, sea efectuando el ritual al que sirve de justificación
Que, de una u otra manera, se vive el mito, en el sentido en que se está impregnado por el poder de lo sagrado, que exalta los eventos rememorados o ritualizados.

Mito de Dédalo e Icaro.

Dédalo fue un prestigioso arquitecto, inventor y escultor, muy respetado en su ciudad natal de Atenas. Trabajaba en su taller junto con su sobrino Talo, quién aparentaba ser un gran sucesor de su tío. Llegado el momento en que los celos comienzan a fusionarse, Dédalo, entre una madrugada y otra decide matar a su sobrino, sacarse del medio esa tortura constante. Un día invita a Talo a pasear con él por el recinto del templo de atenea y desde lo alto de las murallas lo arroja al vacío, pero la diosa Palas transformó al muchacho en pájaro "cubriéndolo de plumas mientras caía". Luego baja del recinto, recoge el cadáver de su sobrino y lo entierra en un baldío. Días mas tarde el tribunal consigue las pruebas del delito y condena a muerte a Dédalo, éste consigue escapar y embarca en un navío que va a Creta. Allí es recibido con todos los honores por el rey Minos, quien lo convierte en su servidor. Un día, Pasifae, la esposa de Minos, pide al escultor que le fabrique una figura de vaca que se semejara a la real para cometer un delito con el toro blanco de Creta. Esto lleva a cabo el nacimiento de una criatura dotada mitad de cuerpo humano y mitad de toro: El Minotauro. Para tratar de esconderlo, Minos ordena a Dédalo que construya un laberinto de donde jamás pudiera salir esta bestia. Al pasar los días en ésta celda, el minotauro, que se rehusaba a los alimentos ofrecidos, exige carne humana. Al enterarse el deseo del monstruo, Minos tiene una idea, obligar a los atenienses a enviar tributos de siete muchachos y siete doncellas para ser devorados por la fiera. Teseo, el hijo del rey de Atenas, parte rumbo a Creta con el fin de asesinar al Minotauro, lo cual logra con la ayuda de Ariadna, la hija de Minos. Teseo se introduce en el laberinto llevando un ovillo de lana que desenrolla desde el principio para poder regresar cuando lo fuese necesario, este entra en la morada del monstruo y lo apuñala por la espalda y vuelve a su pueblo natal con Ariadna. Con la esclava Naucrates, Dédalo tuvo un hijo llamado Icaro, el cual fue encerrado junto con su padre dentro del laberinto por los engaños cometidos al rey. Con el pasar del tiempo a Dédalo se le ocurre la idea de construirse alas para escapar del laberinto, y comienza a juntar plumas, las cuales va uniendo con trozos de lino abandonados en el laberinto y cera extraída de los panales de abejas. Así conforma los dos pares de alas que los elevan hacia el cielo de Grecia. Los primeros momentos de vuelo son complicados. Los cuerpos no encuentran el equilibrio exacto, por lo cual Dédalo recomienda a Icaro que vuele siempre a una altura media: ni demasiado bajo, para no hundirse en el mar, ni demasiado alto, para que el sol no quemara las frágiles plumas.Dédalo llevando la delantera no observa que Icaro, deslumbrado por la belleza del firmamento y con la música de los pájaros, comienza a cobrar altura poco a poco. Hasta que llega el momento en que los rayos del sol comienzan a ablandar la cera que sujetaba las plumas y éstas empiezan a desprenderse poco a poco hasta que Icaro cae al mar. Cuando Dédalo mira atrás, no encuentra a su hijo, pero ve dos alas que flotan en el mar y sobrevuela el lugar infinitas veces tratando de encontrar el cadáver de su hijo.Dédalo llega a Sicilia y se pone bajo el servicio del rey Cócalo para quien construye un embalse, fortifica la ciudad... Por su parte, Minos no se resigna a dejar escapar a Dédalo e inicia una intensa búsqueda. Para averiguar el lugar en que se esconde, por todas las ciudades por donde pasa, propone un problema técnico-intelectual y, al ver que el rey Cócalo le devuelve solucionado el problema, ya sabe dónde se halla el hábil Dédalo. En vano pedirá al rey que se lo entregue. Por el contrario, cuando Minos se está bañando, informadas por Dédalo de las costumbres de Minos, las hijas de Cócalo lo matarán echándole agua hirviendo. En este mito, Dédalo intenta encontrar la libertad intentando superar su condición humana, y esto lo termina pagando con la muerte de su hijo, quién es un joven impelente e inexperto, que se ciega ante la gran sabiduría de su padre y no puede distinguir el peligro con claridad. Pero el mismo mundo se encarga de demostrarles que la realidad es la única verdad, pues cuando Icaro se acerca al sol, el cual vendría a ser la verdad, éste se encarga de demostrarle cual es su condición humana.

AXXIONA Desarrollo Humano toma de la cultura occidental, de origen greco romano, esta imagen o metáfora sobre la naturaleza del hombre y la sociedad.

Junto con la exacervación de las virtudes humanas mediante su ejercicio disciplinado y comprometido con valores tascendentes, lo que permitió a Dédalo concevir la "solución" de las alas para Ícaro, se destaca el reconocimiento de una serie de debilidades que pueden opacar las realizaciones erigidas sobre la base de virtudes escenciales, las que llevaron a Ícaro a exponer la naturaleza material de la solución concebida por Dédalo a sus ámbiciones espirituales, determinando así el colapso del invento tanto como de su usuario. Igualmente, tras el hombre que se engrandece con sus creaciones e inventos - el arquitecto, investigador y escultor Dédalo - existe una faceta fuertemente determinada por pasiones y sentimientos disrruptivos como los celos, la mentira, la traición y la corrupción.
La naturaleza del hombre es contradictoria, compleja, "caótica". Junto con habilidades y creaciones magníficas coexisten, muchas veces como motivo o como fin, defectos y comportamientos detestables, aberrantes. El conflicto fundamental de la naturaleza humana es la busqueda del equilibrio necesario para sostener una vida satisfactoria, productiva y saludable.
Al servicio de este conflicto fundamental se reconoce el sustrato que la sociedad representa para el desarrollo y expresión de lo humano, en este escenario se despliegan las capacidades, como la hace Dédalo a propósito de los requerimientos que les solicitan sus amos, para el desarrollo de nuevas posibilidades, inventos e innovaciones, siempre considerando las inquietudes y motivaciones trascendentes - eventualemnte espirituales - representadas, expresadas en la realidad o experiencia virtal.